jueves, 10 de septiembre de 2009

Nocturno lunático

Lunas.

Lunas.

Lunas sedientas

gravitando

el universo

de una cáscara

hasta la saciedad de las epopeyas

rendidas de sol,

de hipodérmicas estrellas,

de sonoros cometas,


de supernovas pornografiadas

en la intimidad de los telescopios

(lunas manchadas de acné,

de flores pulverizadas,

de todo el conocimiento del color).


Lunas testiculares

entre pierna y pierna del cielo

sucio

y viejo de espejismos.


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A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND

Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.

Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.

Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.

¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!