miércoles, 23 de septiembre de 2009

Principiae



Químicamente hablando

tú y yo

o viceversa

somos más:

la esencia habida

en la caótico-ordinaria

conjunción

de los tiempos carentes,

químicamente.


Ayer el elixir

de tus horas videntes

penetró las diez atmósferas onerosas

del cielo negro:

siete y tres

de las cábalas alquímicas

anaqueles de distrucción

en mi cuerpo

(materia devastada

cuyo origen

de todopoderosa nada

es la creciente decuplicidad

que acaricia).


Hablando.


Químicamente.


De hoy cuando saliste

a colgar un astro

en las cósmicas tendederas

del silencio arrepentido

(y yo vencí una montaña

sirviendo la incredulidad verde

de tus ojos

con ríos de lava oxidada

en espejos de estruendosa

soledad).


¿Mañana?


¿Qué ecuación de esta tierra

define

la adición sustraída

de las horas enmohecidas

y vueltas a cultivar de hastío?


¿Es ayer hoy menos muerte?


¿Es futuro

este presente

más nada?


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A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND

Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.

Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.

Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.

¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!