
Porque a veces también es preciso dejar testimonio poético de lo desagradable, lo objetable y lo feo...
Pobre anciana
agresora
del espacio
limitado:
ojos esquivos
como oblicuos
pozos
de culpabilidad
y mansa angustia;
negación
del percance
en obnubilado
avergonzado
raciocinio
sentada
por dos horas
amargas
sobre su propio
excremento
delator...
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A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND
Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.
Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.
Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.
¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!