
Con el bostezo
somnoliento
de las horas
se marcha
el tiempo.
Tras él
el ligero resonar
de pasos
fantasmales
y afanosos
como alas
de mariposa
nocturna
haciendo
afinado eco
en la elipse
trasnochada
de mi oído
en celo.
Inhóspita,
ordinaria calma...
Silencio
con visajes
de tardío
leso
postergado
alivio
gravitando
—insoslayable-
a un costado
indolente
de exquisito,el
fiel
insomnio.
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A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND
Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.
Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.
Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.
¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!