
Tengo
una selección de sueños
que escondo
en el exilio de la noche
sin rumbo.
Son las horas de insomnio
mis horas
en la quietud que desdeña
la inminencia
del alba.
Afuera la noche mima
una balada ausente
de aleteos sin nombre.
(Mientras,
mis sueños florecen en el cansancio
atenuando la vigilia
de los ojos en rebelión).
Hay un movimiento
atropellado de nubes
y los sueños,
las ideas y las sombras
se ocultan presurosos
en un vaso de alcohol.
La luna entra y me revela
la violación de una estrella
distante,
ajena...
(El vaso está vacío),
Contemplamos el tiempo
y el vaso
está
vacío.
La luna
se ha bebido mis sueños.
(El vaso está
vacío).
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A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND
Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.
Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.
Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.
¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!