domingo, 11 de octubre de 2009

Ocaso


A Marilyn Zaslow


Se olvidó del color

la rosa.

La rosa de agua.

La rosa de polvo.

Rosa de polvo.

Rosa de agua.


Dejando la memoria

en los mares de rocío.

Rocío y polvo.


Cayó la mañana.

Cayó el mediodía.

Callaron y cayeron

las estrellas

desprendidas

de las nubes inciertas.


Se fue la rosa con el viento.

Viento y polvo.

Viento y agua.

Agua y polvo.

Rosa olvidada.

Polvo y ayer.


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A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND

Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.

Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.

Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.

¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!