martes, 13 de octubre de 2009

Primer amor o confesión poética de amor a un arte


Necesito

el ala intacta

de su corto vuelo

que muestra

paisajes

inverosímiles

en la irregular

palidez

de mi frente

enterrada en la huella

de las ilusiones

y las solitarias luces

del páramo privado

que rumbeo

a tientas.


Patética sed.


Jugo

de sus ojos

veedores

sin testigos

ni cementerios

ni bodas

ni cráneos florecidos

en ramilletes

a la vera del camino estercóreo

que lame

la polvorienta impudicia

de las piedras

asomadas como islas

al ámbar mortecino

de orinas saturadas

mientras los pechos

bestiales

se erigen

buscando

la noche

—siempre la noche—

en dos perfiles temblones

de pirámides repentinas

rasgando

las cerraduras del cielo

en globos tajados

de ígneas lunas sin reflejo

y pienso,

Poesía,

austero y viejo por dentro:

puedo acabarte

de un golpe

voy a escapar

y no quiero.


1 comentario:

  1. Cuanta fuerza hay en tus letras, cuanto coraje derramado y qué intensas imágenes has pintado en este que considero un poemazo.

    Sencillamente, mis respetos. Sabes dar el sentido correcto a la libertad de ser.

    Un abrazo nuevamente.

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A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND

Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.

Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.

Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.

¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!