
(Se sugiere Los mareados, de Ástor Piazzolla como complemento musical del poema)
La hora escasa
invadida.
Soles muertos.
Lunas suicidas
me rodean.
Atrapado
en el vestigio del tiempo
extinto
—donde no marcan
relojes
inútiles—
sólo
la cadencia de mis párpados
ahuyenta
tranquilidades.
El año es
un ave que arrastra
sus plumas de polvo
preguntando a las estrellas
si existen descansos
en los cielos venusinos
de sus vuelos sin regresos...
(y me voy con él
como se va mi edad).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND
Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.
Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.
Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.
¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!