Como el sol.
Yugo.
Principio y fin.
Trampa cerrada
en perfecto
equilibrio.
Espiral
repetida
y cautiva
en las sinuosidades
de la duda
y el camino feliz.
Justificación
insípida y fugaz
de la incapacidad
o la irresolución
brillantes
atadas
con anillos de fuego
a la mente
insomne
y exhausta.
Domina.
Es dominada:
curva infinita e inconclusa
del origen
estático
y las leyes
que predatan
el diluvio
inmemorial.
Regalo divino.
Maldición.
Descanso.
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A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND
Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.
Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.
Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.
¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!