domingo, 8 de noviembre de 2009

Banquete intelectual



A París, amante y madrastra de piedra


Anochece la hoja

en el puño de la rama.


El aire toca

su flauta de caminos

inciertos

sobre los tejados como copas

de árboles pétreos

—cuadrilátera historia

de genéricas similitudes

repetida sin pudor

de ventana en ventana—.


Los escarabajos mecánicos

resucitados

de lejano Egipto

llevan la alegría y la no-alegría

de un hueco

a otro hueco

de la noche concebida

sobre la motriz negrura

de neumáticos

contados

en cómoda antonomasia

de cuatro en cuatro

contra el pavimento.


Esta selva elegante

consumida de grises

de sarnosas gárgolas

y elocuentes perros

de los basureros

se va de caza

—cazando—

cuando el color es una burla

a la piedad del sol

y los escarabajos

maniobran hasta el vértigo

huyendo

la decágona telaraña

del Arco

que amenaza con avalanchas

de flashes

el añejo falo

adormecido

en férrea erección

que eyacula sobre el cielo.


Selva antigua.

Vieja jungla mitigadora

del hambre extranjera

destilas

displicente

y altiva

extractos

de parnasiano alivio

en la saliva maldiciente

de Valéry

decantada

al morfinómano fondo

de una copa mallarmeana

desde la mesa opulenta

de las ideas discordes

servidas en asadores de 'O'

soperas de 'U'

con tenedores de 'E'

y cucharas de 'P';

pinchado todo

con cuchillos de 'T'

como súbitas cruces expiatorias...


Hambre saciada a medias:

vámosnos

tú y yo

a la digestión

alfabética del futuro.


2 comentarios:

  1. ¡Excelente! Las imágenes se reactivan de la mano de tus palabras y hacen de los grises un arcoiris de sensaciones, de vivencias y de nostalgias...

    Un besote.

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  2. Gracias, Liliana. Me alegra que te guste y que te hable este poema. Abrazos para ti desde mi Isla.

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A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND

Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.

Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.

Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.

¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!