
A Maxine Semon, extraordinaire
Vino y te dijo:
"Te irás pronto."
Bajaste los ojos
y los volviste a subir,
la mano en la máscara de oxígeno
de las narices a la boca.
Vino y te dio el tiempo necesario
para un nuevo ajuar.
"Suficiente", dijiste
"para amar las horas vivas
y arrullar las horas dormidas
parecidas a las horas muertas."
Bajaste los ojos
y el llanto subió
inundando la máscara de oxígeno
de las narices a la boca.
Vino y se fue,
olvidando la sentencia tras de sí...
26/9/85
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A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND
Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.
Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.
Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.
¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!