
Vahos de invierno
de un hemisferio
al otro
de la mesa.
El café tirita
en la taza
desnuda
nublada en vapores
y albura
que impreca.
El frío
se impone
con termómetros
de silencio.
O
tal vez
no.
A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND
Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.
Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.
Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.
¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!
Genial. Muy original. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Milagros mía. Que la imaginación ponga todo lo demás. Esto fue para mí lo opuesto de tu dulce y redondo instante de felicidad que describes en uno de tus maravillosos poemas. Rara vez las segundas partes son buenas. Abrazos.
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