lunes, 19 de abril de 2010

Avitanjáforas

(Con audio en la voz del autor)


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Deseo posar en tu cuello

el pavorreal de mi aliento

que tus ojos sientan

el aletear de mis labios

que tus manos acaricien

el plumaje de mi deseo

que dentro de ti reafirmes

el trinar de mi pájaro...


(Active si desea escuchar este poema en la voz de su autor. Puede apagar el sonido del blog si éste interfiere con su audición)


5 comentarios:

  1. Pedro:
    Saludo, amigo Pedro; aquí, en Quisqueya la bella, deleitándome con este breve y hermoso poema; como siempre ha sido un grato placer leerte.
    Va un fuerte abrazo, hermano antillano.

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  2. Vaya que si me gusto ...que tus manos acaricien el plumaje de mi deseo..
    De principio a fin.
    saludos
    Diego

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  3. Rodolfo querido, es siempre motivo de alegría y de gran orgullo tenerte por esta Isla, viniendo como vienes de la bellísima Quisqueya y con tan preclara inteligencia y tan buen talante. Me alegro de que te haya gustado el poemita. Se me ocurrió anoche que no tenía nada para publicar. Abrazos para ti, hermano.

    Diego, gracias por tu visita y por dejar tan hermoso y emotivo comentario. Ya pasé por tu blog, te sigo, te incluí en mi lista de bitácoras y dejé comentario en una entrada tuya que me impresionó por su fortaleza y concentración emocional. Siempre es bienvenido México por estas tierras virtuales. Abrazos.

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  4. Eres un seductor nato, amigo Pedro. Se nota que lo llevas en la sangre.

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  5. Domingo, me has sacado los colores a la cara... ¡Claro que soy un seductor! Pero eso era secreto de Estado... Jajajajaja. Gracias por tus palabras y por pensar así de mí. Y si tengo "seducción", debe ser como dices, en la sangre, porque no sé realmente cómo producirla conscientemente. Eres un amor, Domingo. Abrazos.

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A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND

Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.

Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.

Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.

¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!