miércoles, 30 de junio de 2010

Homenaje

(Con audio en la voz del autor)


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De las rosas del silencio

arrancaste un pétalo

y lo entragaste al alba

con cortesía brutal.

Regalaste al mediodía

la primitiva blancura

de los lirios

que gozosos crecían

en el pozo de tus manos.


Le diste al viento

una caricia dorada

y una nota voladora

con alas de vergel.


Llamaste al horizonte

y juntos bailaron

una danza de azúcares

y arcoiris perfectos.


Tomaste mis manos,

mis manos de noche

y estrellas sin luna.

Las besaste

y te echaste

a reír.


(Active si desea escuchar este poema en la voz de su autor. Puede apagar el sonido del blog si éste interfiere con su audición)


Pedro F. Báez-May 2010

4 comentarios:

  1. Un poema magnifico, una vez más. Un fuerte abrazo.

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  2. Saludo, amigo y hermano Pedro:
    Bellísimo poema de amor es éste; así deberíamos todos aprender a homenajear a aquellos que más nos han querido, pues ämor con amor se paga".
    Grandísimo abrazo, hermano del alma.

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  3. Pedro, precioso poema de amor, es un honor poder leer tus escritos, aun que algunos de tus versos están cargados tristeza.

    Fuerte abrazo amigo

    M. Ángel

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  4. Ay, romántico romántico, mi querido Pedro, la fuerza del almíbar sagrado de tu lirismo amoroso...Y qué hermoso suena oírtelo recitar con tu profunda voz de terciopelo...Un beso nocturno como esa luna que te vela, querido amigo.

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A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND

Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.

Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.

Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.

¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!