martes, 9 de marzo de 2010

Breve monólogo con el gris y la tarde

(Con audio en la voz del autor)



Llega de nuevo

el gris

a posarse

sobre mi hombro.


Susurra al oído.

No digo nada.


Lo dicho

debe haber sido

— intuitivamente —

triste.


Bostezo en repeticiones mientras

levito

en la calle

que en más grises

confunde

asfalto y aceras con cielo

y cielo

con urgencia

de reprimido llanto

que amenaza lluvia.


No lloro

porque sea hombre

sino

por niña cobardía...


Temo llorar y ahogarme

en el caudal

de mi llanto...


Temo

asfixiarme

— irremediablemente —

en el gris

que severo

vigila.


(Active si desea escuchar este poema en la voz de su autor. Puede apagar el sonido del blog si éste interfiere con su audición)