domingo, 25 de abril de 2010

Tú y yo fardos...

A ti, querida amiga, que dudas y preguntas...


(Esta vez sin voz del autor; para reflexionar y ser escuchado, interiormente, con la voz de cada cual que lo lea y lo interprete a su propia capacidad y de acuerdo con su necesidad particular. Los dejo, como ilustración y como regalo para hoy, frente al emplazamiento imponente e insoportable de una página en blanco)




¿Qué somos

sino

fardos

repletos

y desechados

—al final—

por la vida?


Ligeros

así

—en último

intento—

descompuesta

—en ceniza—

la memoria

se sublima.