jueves, 3 de diciembre de 2009

Testamento para cuando muera a los 100 años


"Este poema para mucho después, Pedro. Antes, la vida".

E.


No quiero homenajes póstumos

que encierren un beso de mármol

ni las ahogadas palabras

de brillantes oradores sin fin.


No quiero la tardía caricia

de la gloria prostituída por la muerte

ni el lamento de negros velos

cubriendo rostros ajados

con olor a ungüento de años.


No quiero lápidas solemnes

con inútiles epitafios

que sólo evocan ayer

y siempre

sin mañanas

ni luces venideras:

tristes lápidas de silencio

en último reposo.


No quiero biografías maquilladas

ni críticas conciliatorias

que se deslían

en una lágrima ausente.


No quiero gestos de melodrama

ni suicidios de papel y rayo láser.


No quiero seguidores vehementes

ni detractores de implacable celo.


No quiero tierras prestadas

ni sermones absurdos

que traicionen

mi fe más limpia.


No quiero

partir

sin legado.


No quiero

morir

en silencio.


4 comentarios:

  1. Bello poema aunque triste.
    Has plasmado en tu poema lo que yo tampoco quiero el día que me muera.
    Saludos

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  2. Después del amor, la muerte.
    Después de la vida, nada.
    Dijo un poeta español llamado Miguel Hernández.

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  3. Morir a los 100... yo quiero morir joven, y no se, tal ves solo q me incineren y lleven mis cenizas a las diferentes partes del mundo donde he amado estar... (buen viaje q se darán) jajajajaja

    Un beso!! :D

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  4. La belleza de lo triste y la tristeza de lo bello son temas y acordes recurrentes en mi poesía. Miguel Hernández lleva razón, no hay dudas y eso de morir joven, no sé... Es cuestión de lo que nos depare la vida, nuestras decisiones y nuestra propia genética. Abrazos para todos y gracias por visitar mi Isla.

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A TODOS LOS NAVEGANTES Y NÁUFRAGOS QUE ARRIBAN A PEDRO’S ISLAND

Quien llega a esta Isla, llega exhausto: vapuleado, cuasi-ahogado, confuso; luego de haber navegado o naufragado a contracorriente y de haber escapado las fauces hambrientas del océano inmenso y su profundidad alucinante de cristal, espuma y sombra.

Gracias por tener fe en el horizonte. Gracias por perseverar.

Descansa en estas playas y siente que has llegado, finalmente, a donde perteneces desde siempre. Te ofrezco, en recompensa de viaje y por tu denodado esfuerzo, todos los secretos, la paz y la magia de este paraíso que de este momento en adelante, es también tuyo.

¡Bienvenidos, damas y caballeros, a Pedro’s Island!