sábado, 12 de diciembre de 2009

Fetiche


Tu pie hermoso

me recuerda

esas pinturas de Botticelli

donde santos católicos

y dioses olímpicos

despliegan

sus terrenísimas

laicas anatomías

deslumbrando el ojo

y despertando el antojo

de carnal,

irreprimible,

pélvico fuego

que incita al beso

de cada dedo;

al trazo

de cada vena

en húmeda senda

recorrida por la lengua;

al contacto

entre tu planta suave

y mi ardiente mejilla

convulsa de deseo:

magnífico pie

— raíz y sustento—

de árbol vigoroso

repleto de amaneceres

donde afloran

los latidos

mesurados

de tu pecho

y cinco

pseudofalos invitan

al impulso

subestimado

de rendirme

ante ti.