Late por ti
todo mi cuerpo:
corazón en punta
como guía de saeta.
En la placidez del sueño
me asomo
en desnudeces
al arroyo pausado
y ancestral
de tu silencio:
callada margen
donde moran duendes
con pies de agua
y rizos
de increpado,
cabizbajo viento.
En tu púbico manglar
me pierdo
buceando en ti
como pez
de carnoso desafío
hasta el refugio coralino
que se erige
desde el centro
en convulsa
volcánica orogenia
presta a usurpar
con lavas
y temblores
la enjuta aridez
de mi paisaje
sin horizonte.