A la querida Haití, contra el olvido...
(Con audio en la voz del autor)
Nadie habla ya de ti
pero sigues
ceñida por las olas
lamida por los vientos
olvidada en la memoria manca
que no registra
sin locutores
ni lentes de artificio.
Sigues ahí
bella y soleada
como una adúltera
de las caravanas
abandonada sobre la gula
del desierto;
rota y con las piernas cortadas
por el tiempo
y la ausencia
que lo talan todo.
Así feneces:
muerta de sed
rodeada de aguas.
Triste isla
que me duele
oscura
como si fuera en sangre propia
porque en ti
parida de angustia
y preñada de esperanza
mi vergüenza
mora.
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