(Con audio en la voz del autor)
Bajo mi espalda
la tierra.
Sobre mis ojos
el cielo.
Trazan círculos
contra el azul
las auras
en serenísima parábola
de aerodinámico
sobrevolado imperio.
Surcan la brisa
velas de plátano
y mástiles emplumados
de empinados
cocoteros.
En los párpados
y en las ingles
arde el beso salado
de la resaca
turbia
con lenguas de arena.
El sol castiga la vista
pero lame
amoroso
el pensamiento...
Trae consigo el mediodía
el sonido de las horas
huérfanas:
sonido de anónimas soledades
de bongóes de espuma
repicando
marino silencio...
Soy raíz y copa:
tronco supino
en este preciso momento
rendido a la horizontalidad
del desarraigo
al horror de mis pies
que sin patria
ni suelo
ni tiesto
tiritan.
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