(Con audio en la voz del autor)
En un
planeta distantesangra
de amor una estrella:
sola
en límpido horizonte
sin el mar
que la desea.
Presiente
que ya
en la noche
sobre las aguas
que deja
se acuesta
la luna
ingrata
a horcajadas
y la veja
cabalgando
con lujuria
al mar
que sin poseerla
de rabia
la hace suya
imaginando
que es ella.
Se aleja
la luna ufana
al alba
que la despide:
estrella y mar
se contemplan
brevemente
y deciden
no vivir
ya separados
y su decisión
define
el sino
de este universo
desde donde ambos
rigen.
Desecha
entre luz y polvo
se expande
la estrella herida:
el mar se entrega
en vapores
que lo consumen
y gira
buscando el calor
ardiente
de su amada
que, encendida
le regala
de su entraña
en candente
despedida
un milagro
portentoso:
la simiente
que respira.
Por un
instante
se tocan
mar y estrella
y se subliman
desposando
en cielo rojo
el deseo
que suicida
con sus cuerpos
sella el pacto
del origen
que transita
desde entonces
los caminos
escabrosos
de la vida.
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