Subió al cielo
la luz
y se hizo nota:
música
de paisaje celeste
que rebota en cascada
sobre la tenue quietud
de la mañana
pálidamente
azul
arropada en visajes
de ascendente bruma
y declinante afelio.
Un ángel sin rumbo
navega en arco
el tímido,
apenas perceptible
rubor del aire.
Tal vez sea este ángel
emisario de mis ojos.
Sobre la curva
del horizonte se posa
y su aleteo aquieta:
punto en blanco
sellando
las compuertas
del infinito...