Foto © Amelia Díaz Benlliure
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Fuiste una visión de nácar
contra el cielo derretido en náuticos
agoreros espejismos
sin que una sola gaviota
pudiera eclipsar en albo intento
la blancura inaudita de tu pecho en cordillera
la tersura embriagante de tus muslos
besados
de mandarina y cerezos
desde aquella otra distancia trasaltántica y austera
de tus muchas y cercanas
imprescindibles peninsularidades ...
Impregnó el jazmín la costa y te elevaste
pálida y sutil
como un soplo de nostalgias
navegando
sobre el mar adusto
con las velas rasgadas de futuros presagios
y el corazón palpitante
olvidado
sobre la arena...
Así te presiento yo
en aquel instante indivisible.
Así te recuerda el tiempo: cuando fuiste sol
mediterránea brisa y arcoíris en beso
sobre la playa.