
¿Qué puedo decirte
sin que te ofenda?
Que eres recio
y oscuro
como un dios
de la noche
como un diamante
en bruto
como la noche
misma
hecha estrellas
en tus ojos
como un océano
sin luna
cubriendo
la flotante
blancura
de mi ofrenda.
¿Qué puedo decirte
sin que te ofenda?
Que eres recio
y oscuro
como un dios
de la noche
como un diamante
en bruto
como la noche
misma
hecha estrellas
en tus ojos
como un océano
sin luna
cubriendo
la flotante
blancura
de mi ofrenda.
Te perdono
porque sé
que el último
instante
fue de dolor,
no de cobardía:
buscando
absolución
de todo aquello
que día a día
manchaste
sin recurso de apelación
ni posible utopía.
Escogiste
una partida
triste
para los que se quedan.
El recuerdo
de la sangre
dormida
y el olor inadmisible
de lo que fue
tu cuerpo
desde entonces
pálido
y teñido de azules
ahora
las acosa.
Ellas
te perdonan
como hicimos todos.
No es tiempo de rencores
sino de reflexión
y callada impotencia.
Vela
desde tu mutismo
por ellas
y encuentra
final absolución
en ti mismo.
Bellos
en su intimidad
los momentos
que de ti recuerdo
y te traen
a mi alcance:
claras
felices horas
de tierno asueto
y pasional desafío
en fusión
casi serpentina
en hambre
insaciable
de nuestros cuerpos
y nuestra locura
que en la semiluz
buscaban
el complemento,
el alivio
la razón
justificable
de función
contra deseo
—viceversa
indefinible—
de la sed
inapelable
de una entrega
sin indultos.
Viejo cabrón, reyezuelo
fundador de dinastía
sátrapa de tiranía
mentiroso y demagogo
crees que tu pueblo es bobo
y que de veras te quiere
pero lo que más te hiere
es saber que es lo contrario
porque tú sin los sicarios
del ejército eres nada
y al final de la jornada
celebrarán tu velorio
porque semilla, envoltorio
no eres ni serás nunca
y tu legado se trunca
en esta página fiel
donde tu nombre, Fidel
es sinónimo de oprobio:
quedas peor que un microbio
de amarga y triste memoria
un pasaje que en la Historia
de Cuba será en lectura
un párrafo de escritura
y nada más, para bien.
¡Qué pesadilla, Prudencio
mira cómo está La Habana
cada día más repleta
más sucia y abandonada!
Ciudad capital por siglos
del mundo la gran envidia
¿qué pasó con la que un día
fue la reina indiscutible
del Caribe y es posible
que hasta la propia París
sintió en su fina nariz
el impacto de La Habana
que histórica y siempre urbana
resplandecía en limpieza
en monumento y belleza
en paisajes y en lirismo
cuando llegó el comunismo
y la sumió en la pobreza?
¿Dónde fueron sus neones?
¿Por qué caen sus edificios?
Es como un cruel maleficio
de abandono y cobardía
dejar que la que fue un día
urbe sin más competencia
se pudra en la decadencia
la oscuridad y el olvido
mientras Fidel y el Partido
no dan más que demagogia
y se derrumban la Logia
el Malecón y hasta El Prado.
Casi no hay alumbrado
y las tiendas ya no existen
mientras, el pueblo subsiste
cada día más seguro
que éste no es el futuro
que le prometiera un día
el barbudo que fingía
ser de todos más cubano
y resultó ser tirano
que en vez de traer progreso
ha propiciado el regreso
de los bueyes y el caballo
y de que en el mes de mayo
no haya un mango en toda Cuba
cuando los mangos en Cuba
de mayo a agosto llovían.
Pero ya se va acercando
para La Habana su día
cuando esplendorosa ría
nuevamente remozada
y Nueva York, asombrada
llame a Madrid y le diga:
"yo creo que ya esta tía
se ha estirado los pellejos:
no le queda nada viejo;
todo está muy reluciente
tiene hasta blancos los dientes
y relumbra de limpieza:
no me cabe en la cabeza
que dejada la apatía
haya quedado esta tía
como reina de belleza..."
Y es que La Habana es amada
por poetas y pintores
por bailarines, cantores;
por el pueblo que la vive
y por ella se desviven
los turistas que la acosan
por eso aún más hermosa
se erguirá de entre sus ruinas
como la joya más fina
para asombro y regocijo
de sus orgullosos hijos
que amorosos la restauren
la respeten, la restañen
sin alterar en su historia
los siglos que ya tenidos
son de tradición el nido
la síntesis y leyenda
de una Habana sin prebendas
sin batistas ni fideles
una Habana que en sí muestre
todo lo bueno legado
por los tiempos del pasado
pero que a tiempo seguro
tenga perfil de futuro
para enfrentar su presente.