(Con audio en la voz del autor)
¿Qué, si miro aquella esquina
del bar
y la esquina
desde su penumbra
me sonríe
con las piernas abiertas
y el escote hecho
terraza carnal que invita?
¿Qué, si dejo que me bese
en los labios
el vodka extranjero y sudoroso
que luego se desliza por mi lengua
buscando más íntimas
comprometidas penetraciones?
¿Qué, si me dejo acariciar
con descaro
con sorna
con impudicia extrema
por el humo
que desnudo me envuelve
y me impregna de su olor
insular
por cada poro?
¿Qué, si me tumbo aquí mismo
y permito que cada verso
me haga el amor
como mejor le parezca?
¿Qué, si dejas de asombrarte
y evitamos
que la costumbre nos convierta
en un retrato
con el vidrio roto?
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