
Photo and painting © Didi Menéndez
A mi silencio; a mi ausencia de veinte años...
A mi renovada voz; al porvenir... 
¿Qué decirte,
En mi senda he perdido el horizonte.
Ya no sueño pavos reales
Ya no me aterra el silencio
He de hablarte;
He de confesarte
Necesito de ti y tus humedades,
Busco
Busco
¿Qué decirte,
vieja amiga  
después de todos los abandonos? 
¿Qué hacer, poesía,
sino darte un saludo 
cansado de ayeres y de apretados mañanas? 
En mi senda he perdido el horizonte.
Ya no sueño pavos reales
sino internos maremotos. 
Ya no me aterra el silencio
sino su eco adictivo 
de soledades 
que se repiten.
He de hablarte;
hemos de hablar: 
en un diálogo 
tranquilo 
en mi constante de esperas... 
He de confesarte
por ejemplo, 
que me siento más viejo  
pero menos seguro; 
que desconozco 
ese reflejo que se aterra 
al otro lado del espejo; 
que me duele ya el pecho 
de tanto acaudalar 
el llanto 
y la espera 
como humo sobre agua.
Necesito de ti y tus humedades,
de tus propiedades 
alquímicas 
que todo 
lo transforman, lo elevan, lo trasmutan… 
Busco
más que exilio, 
certezas.  
Busco
saber 
que no he muerto  
aunque ya no respire como antes; 
saber, por ejemplo, 
que soy por serlo y nada más; 
que de mí 
no se esperan 
mesianismos 
ni alabados portentos; 
que soy hombre y no dios;
que siento 
más que pienso 
que lloro 
aunque tenga los ojos secos; 
que soy 
imperfecto 
pero a la vez 
genuino 
y
único.



                                                                                                                                                              &
                                                                                                                                                             & 
 
 
 
 


 
 




 


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