(Con audio en la voz del autor)
Zarpa mi angustia
cuando
de noche
se maquillan las estrellas
cuando el rapto del silencio
transforma en grito
el repentino despertar
de tercas soledades
cuando el alba
es
introspectivamente
punto incierto del infinito
en alguna galaxia de remota génesis
cuando la esperanza
—parienta de lo iluso—
es odiada hijastra
de la espera
y mis ojos
se ahogan en torrentes
testigos del naufragio
de todo intento
de flotación
y supervivencia
sobre la reflexión irrefutable
del llanto.
Desnudo, entonces
de excusas
y postrado ante las fauces del tiempo
despliego
la astralidad de mi mito
y remonto en estrepitoso ascenso
la hipócritamente
indecisa
neutralidad del hastío.
Así
dios castrado y profeso
trasciendo
el absurdo de las posibilidades
donde aguarda
la irresoluta absolución
inscrita
—sobre piel y por decreto—
en sangrante caligrafía
acusatoria
de una pregunta
que los labios
incinera.