sábado, 5 de septiembre de 2009
Anti-Castro but Anti-Embargo
¿Por qué no te mueres? (Why don't you die?)
Relato de una ficción americana I
– Hoy hablé con los espíritus.
Me lo dijo, apenas contenida la marea exorbitante de sus cabellos anochecidos contra el segmento que la ventana a sus espaldas le arrebataba al Caribe.
Era un ser mágico. Desnuda se paseaba, en compañía de la brisa, ausente de todo pudor. Volaba a veces, sin mover siquiera un vello, sentada en cuclillas con los ojos cerrados y los pezones erectos. Volaba con el pensamiento, sondeando esferas y planos temporales desconocidos y entonces su piel adquiría un resplandor cobrizo, de carbón en ascua; tibia y casi fluida. Al tocarla sentía yo la transferencia de corrientes de disímil frecuencia subir por las puntas de mis dedos hasta llegarme al corazón y luego al estómago y los órganos genitales.
Se había aparecido una noche, frente a mi mesa de trabajo y allí se quedó hasta el amanecer, consultando los orishas y entonando por lo bajo una tonadilla rítmica y melodiosa en una lengua celeste anterior a la lucumí.
Había venido de adentro de mí mismo –quiero decir, de los páramos de mi mente –, convirtiéndose así en la alegoría más exquisitamente lúbrica y paradójica de una página en blanco –preñada de imágenes ingrávidas, de sueños siniestros, de irremisibles desesperanzas; de sangradas compensaciones, de ideas en fuga que como música se escapaban al razonamiento de la lógica, refugiándose, azoradas de su propia belleza, en las oscuras buhardillas del pensamiento.
La llamé Setiré que en el habla armoniosa de los persas significa estrella.
Echada a mis pies, como una hoja suelta, Setiré me refirió todos los misterios del origen. Me enseñó su cuerpo por dentro, claro y etéreo, sin músculos ni sangre ni huesos. Sólo notas traía el aire que hacía pulsar sus venas: un aire puro, no adulterado, de cima de montaña en la mañana original de todos los génesis (tan puro que las ideas huyeron en vértigo y quedé con la mente en receso, transparentada a las cósmicas luces de otros universos; testigo embrionario de mi propio nacimiento).
– Hoy hablé con los espíritus – repitió.
El Caribe está en sus cabellos. La veo elevarse, vana y expansiva como un pájaro con plumaje de alientos. Me cabalga a horcajadas. Luego, aún jadeante, gravita sobre mi intelecto.
Setiré es esta página sobre la que escribo.
Poema XV
Quise
beber de mágicas fuentes
holladas por duendes.
Quise
raptar ninfas de pies alados
y cuellos de cisne.
Quise
nutrirme de rubores
de enferma princesa.
Quise
hablar de la flor
y dedicarle un poema
al calmo cielo.
Quise
el secreto de Merlín
guardado en la cima más alta
por cuatro perros de oro.
Quise
contar las perlas como rocío
del velo de Scherezada.
Quise
llevar la corona
de Luis XIV de Francia.
Quise
tejer con magnolias
la gloria fósil
de un imperio.
Quise
saturarme de Egiptos.
Quise
enlutar con laureles
mis versos.
Quise
mirarme desnudo
en las aguas sin firmamento.
Quise
rodearme de lunas pálidas
y ultrajantes soles intensos.
Quise
amantes helenos
a una palma de mis deseos.
Quise
noches sin regreso.
Quise
habitar mil palacios.
Quise
cantar Olimpos
y etéreas valkirias.
Quise
forjar viejos mitos.
Quise
castigar novedades.
Quise
tener el pecho en los astros.
Quise
conquistar lo feo.
Quise
cerrar al mundo mis ojos.
Quise
paz.
Pero
no era yo.
- Pedro F. Báez
- La Habana, Cuba, Los Ángeles, Estados Unidos
- Nacido en La Habana, Cuba, el 3 de diciembre de 1960. Emigra a Estados Unidos en 1980, a través del éxodo masivo de Mariel. Ganador de numerosos concursos de poesía, literatura y ensayo en Cuba y Estados Unidos. Publica su primer poemario, "Insomnia" en 1988, con gran acogida por parte de la crítica especializada y el público. Considerado por críticos y expertos como uno de los poetas fundamentales y representativos de la llamada Generación del Mariel junto a Reinaldo Arenas, Jesús J. Barquet, Rafael Bordao, Roberto Valero y otros.