(Con audio en la voz del autor)
Tengo
hadas furtivas
gnomos gruñones
y ágiles duendes...
Moran
en mi jardín
entre las flores
junto a la fuente.
Liban
néctar de azahares
que hacen fluir
abundantemente.
Polvo
de polen se untan
suave y dorado
sobre sus frentes.
Vuelan
y hacen piruetas
—como acrobacias—
mágicamente.
Tienen
alas de escamas
raudas sirenas
iridiscentes.
Una
viene y se posa
—sin meditarlo—
sobre mis lentes.
Habla
cuenta secretos
canta y recita
muy quedamente.
Con
el ocaso se aleja
sin despedirse
—rápidamente—.
Teme
a la noche galana
que entre sus tules
oculta dientes...
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