Abogo hoy
sin ambages
por la verdad del origen...
Las teorías de Darvwin y las fábulas del Génesis
no cargan herramientas suficientes
para atornillar las patas o afinar el teclado
de este piano que masculla
con gutural y machacona discordancia.
Somos malversadores
desterrados por decreto
por comisión con alevosía
del pecado original de obliterar galaxias.
Somos la basura
de una especie al fin repleta y extinta
de lidiar con lo inestable
de inclinada hipotenusa.
Desterrados —exiliados— entre saurios y reptiles
a orillas de una marisma custodiada
por escualos
con edictos sin habeas corpus
de ejecución inmediata
por masticación y deglución
de la carne hecha poéticamente
útil.
Al final
todo este mito
de cálidos infiernos e inhabitables paraísos lobotomizados
es roca urdida donde impera soberano
el dominio de la bacteria
la dictadura del coleóptero
la consagración de lo alado
y de lo alado-pisciforme:
cárcel de oxígeno
y carbón mutado:
coacervado en la nada...
Nada más que eso...