(Con audio en la voz del autor)
El hambre
es un acreedor
que inventaria las entrañas
que confisca las costillas
que hace del vientre
un cuenco vacío
o un palco desde el cual
aplauden
inúmeras lombrices...
El hambre
suena a dinero lejano
a Martini fragante
a bota sicaria
con pie en podredumbre
a mercenario
a indiferencia
con máscara de duelo
a pene y vagina
en la fornicación
de los hijos
a dólar
euro, libra
y yen
a petróleo
y ejército:
a mano
extendida.
El hambre
es un invento
no una necesidad
no una realidad
no un absoluto.
El hambre
se arrastra
en la lenta peristalsis
de un pie tembloroso
sobre otro pie
que flaquea.
El hambre
es mudo insulto
al corazón
y al estómago.
El hambre
tiene la cara
de los que ya
no tienen nada
que perder.