Pregúntale a
tu conciencia si queda
hambre de justicia
en la panera...
Porque cuando miro esta foto, lloro de tristeza, de rabia y de vergüenza...
Ronda
el buitre al niño
que de hambre
se deshace:
hambre
comida
de hambres:
portaaviones a la mar
y en la mesa
pan y carne...
Tenerte
encima, debajo;
por todas partes:
que tu cuerpo sea
mi sábana
en fluida prolongación
de las caricias;
testigo cómplice
del ímpetu
de mi locura al cubrirme
con tu aliento;
protesta inútil
del pudor
al asalto arrollador
de este amor que bulle
y se desborda
entre tus muslos
olientes
a mi sexo
y al limpio vaho
de tus adentros
volatilizado en efluvios
de hipodérmico
trasnochado
reprimido deseo...
De costado
tu perfil
es relieve escarpado
de leves temblores;
de mínimas oscilaciones:
reacciones ínfimas
en convulso
vacilante
erógeno estremecimiento
de tu neurosis
despierta al tacto
de otra piel
que la devuelven
al dolor,
al éxtasis olvidado
del llanto
en solícita eclosión
sobre el rostro demudado
y sudoroso
decantado
como raro elíxir
en el frasco oscuro
donde abreva
a ratos
la noche
para calmar
la absurda letanía
de su rapto
en humillada entrega.