A todos los amigos que visitan esta Isla a diario; a aquéllos que sólo pueden hacerlo ocasionalmente; a todos cuantos llegan a estas playas aunque sea sólo de paso o arrojados a sus costas por accidente o por naufragio: Gracias.
Fortuna tengo
de conocerlos
de recibir
a diario
las muestras
de aprobación y cariño;
de sentirlos cercanos
como pájaros
trinando
en mi jardín
y contar
los latidos
de sus corazones
danzando
en el mío.
Amigos:
no dejo de maravillarme
de cuántos son
y de cuán lejos
vienen
a las playas
de esta Isla
de mi fantasía
cuya orogenia
es poesía
esparcida como arena
en antídoto
contra las olas
del tiempo
y sus inevitables
naufragios.
Si quisiera nombrarlos
sería injusto:
no hay rima
ni talento
para nombres
que merecen
cada uno
su propia epopeya...
Sepan, sólo
que los llevo dentro
que me siento
parido
de tanto amor
y tantos hijos
dados
pues cada estímulo
es premio
es poema en ciernes
alumbramiento
parto asistido
de arte
engendrada
por la amistad
y la felicidad
de no capitular
derrotado
ante el silencio.