(Con audio en la voz del autor)

Añoro el amor
como deporte
como función del deseo
como cuerpo
que rellena
el vacío
de lo existencial
transmutado
en ardoroso eco.
Añoro
no
por carencias
ni por falta de atención
a la lujuria
implícita.
Resulta
que de apetitos
mi cuerpo hambreado
de aquella ausencia
se queja.
Soy hombre de excesos
y con exceso
cumplo
este acto
de exorcismo
donde desnudo
revelo
que tengo miedo
a quedarme
por un instante
solo.
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