(Con audio en la voz del autor)
A Carlos Báez, mi tío menor, que hoy partió desde La Habana hacia otras esferas...

Cae uno más
de la pared de los espejos:
fragmentos
sólo
que va recogiendo
—en tedioso rito—
la artesanía imperturbable
de la muerte esbelta
con maquillaje
de indiferencia.
Se aleja
el más pequeño
guiñando presagios
ante el deterioro impostergable
de los azogues
más añejos.
Por ahora nos queda
sólo
el silencio:
el silencio
que cederá sus manillas
al insoportable discurrir
de la espera...