(Con audio en la voz de Pedro F. Báez y música de fondo en la voz de la gran Rosita Fornés)
Amílcar Blanco, gran abogado, amigo y poeta argentino, se ha inspirado en uno de mis poemas y me ha regalado en un comentario esta creación suya tan cubana, que parece haber sido creada por uno de los poetas populares del barrio habanero de Pogolotti.
Gracias, Amílcar, por hacerme esta gran deferencia y por amar a Cuba. Existen entre tu gran patria y la mía, lazos indestructibles de idioma, historia, hermandad y admiración mutua.
Llevas a Cuba en tus pies,
cimbreándote en la cintura,
la miras en lo que ves,
sitiando tu calentura.
Llevas a Cuba.
Quisiera estar en La Habana,
caminar su malecón
pensando en José Ramón,
aquel que en "batas, bachatas,
a los turistas a gatas
y a los nativos también"
según Nicolás Guillén,
"cantaba liso, muy liso,
pa que lo entendieran bien.
Quisiera don Pedro Báez
ser cubano como usted
para poder ver la luna
del caribe alguna vez
y que mis poemas guarden
algún ritmo de bongó
y que se muevan mis piernas
y transformado en danzón
bailen con una cubana
que tenga risa de arroz.
Cuba rumba en su poema,
rumbea,
amigo don Pedro Báez
y pelea,
y transpira mucho tema,
rodeada de sol y mares.