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A saquear
los templos de locura
he de ir
en el momento
en que la luna
sea un filo ínfimo
en el abrazo fluido
de tu oriente
despeñado,
cuando de karmas
y ocultas religiones
mi cuerpo esté
tatuado
y el kaliforme aliento
de tu exceso
inunde mis entrañas
no paridas.
Allí
al final de los regresos
está el ángulo
perfecto
de mi arista
no vencida.
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2 comentarios:
Mirada cálida y palabras que se quedan. Me gusta mucho lo que dices y cómo lo dices. Un abrazo fuerte desde Asturias (Norte de España)
Julio
Gracias, Julio. Me complace mucho que te guste lo que digo y mi forma de hacerlo. Un abrazo para ti desde Los Ángeles.
Pedro
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