De las rosas del silencio
arrancaste un pétalo
y lo entragaste al alba
con cortesía brutal.
Regalaste al mediodía
la primitiva blancura
de los lirios
que gozosos crecían
en el pozo de tus manos.
Le diste al viento
una caricia dorada
y una nota voladora
con alas de vergel.
Llamaste al horizonte
y juntos bailaron
una danza de azúcares
y arcoiris perfectos.
Tomaste mis manos,
mis manos de noche
y estrellas sin luna.
Las besaste
y te echaste
a reír.
2 comentarios:
Me gusta este poema lleno de amor y de optimismo. También a mi me entran ganas de echarme a reir besando unas manos. Saludos cordiales.
Es precioso el poema, deshojar rosas y lirios y lanzarlos a las brisas, es mi pasatiempo favorito, lo que pasa es que tiempo tengo poco, pero me gusta soñar.
Te dejo un saludo
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