A mi éxodo en 1980
Tengo aún en los oídos
el eco de los insultos.
Abrazo el viento
que me hace
promesas
venideras
mientras la costa agoniza
en un ocaso de espuma.
Tengo aún en los oídos
el eco de las lágrimas
y la visión dolorosa
del éxodo
se pega a los ojos.
Miro atrás y una estrella
llora,
y las flores de mayo
ocultan las corolas mancilladas,
y las aves callan,
y el sol se avergüenza
y se pone
en una explosión
de púrpura escarnecida.
Atrás quedan las máscaras
y los esperpentos de Inclán.
Atrás quedan las consignas
y los cánticos.
Atrás queda la imagen de la frente ancha;
la cabeza baja,
los ojos vacíos.
Tengo aún en mis oídos
el eco de las razones,
y la rebeldía hecha un río
que baña la piel.
Allá quedaron las historias
de españoles y mambises.
Allá quedaron
mis sueños abortados.
Allá se mueren
las esperanzas.
Allá descansan
mis raíces.
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