Quise
beber de mágicas fuentes
holladas por duendes.
Quise
raptar ninfas de pies alados
y cuellos de cisne.
Quise
nutrirme de rubores
de enferma princesa.
Quise
hablar de la flor
y dedicarle un poema
al calmo cielo.
Quise
el secreto de Merlín
guardado en la cima más alta
por cuatro perros de oro.
Quise
contar las perlas como rocío
del velo de Scherezada.
Quise
llevar la corona
de Luis XIV de Francia.
Quise
tejer con magnolias
la gloria fósil
de un imperio.
Quise
saturarme de Egiptos.
Quise
enlutar con laureles
mis versos.
Quise
mirarme desnudo
en las aguas sin firmamento.
Quise
rodearme de lunas pálidas
y ultrajantes soles intensos.
Quise
amantes helenos
a una palma de mis deseos.
Quise
noches sin regreso.
Quise
habitar mil palacios.
Quise
cantar Olimpos
y etéreas valkirias.
Quise
forjar viejos mitos.
Quise
castigar novedades.
Quise
tener el pecho en los astros.
Quise
conquistar lo feo.
Quise
cerrar al mundo mis ojos.
Quise
paz.
Pero
no era yo.
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