Químicamente hablando
tú y yo
o viceversa
somos más:
la esencia habida
en la caótico-ordinaria
conjunción
de los tiempos carentes,
químicamente.
Ayer el elixir
de tus horas videntes
penetró las diez atmósferas onerosas
del cielo negro:
siete y tres
de las cábalas alquímicas
anaqueles de distrucción
en mi cuerpo
(materia devastada
cuyo origen
de todopoderosa nada
es la creciente decuplicidad
que acaricia).
Hablando.
Químicamente.
De hoy cuando saliste
a colgar un astro
en las cósmicas tendederas
del silencio arrepentido
(y yo vencí una montaña
sirviendo la incredulidad verde
de tus ojos
con ríos de lava oxidada
en espejos de estruendosa
soledad).
¿Mañana?
¿Qué ecuación de esta tierra
define
la adición sustraída
de las horas enmohecidas
y vueltas a cultivar de hastío?
¿Es ayer hoy menos muerte?
¿Es futuro
este presente
más nada?
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