Triste paloma
de vuelo cortado,
he visto las alas
de tu pensamiento
posarse
en la callada sinuosidad
de un garabato
trazado junto a la fuente
de un poema machadino
enredado en un comentario
casi inocente:
“¡Qué triste!”
“¡Qué hermoso!”
“Sentí lo mismo
que con Suave Patria"
dices,
y te quedas en silencio,
esperando la charca
que no nace
para jugar en ella
con tus pies menudos
de niña angélica.
Sin rasgo humano.
Sin maldad.
A veces tonta.
A veces hueca.
A veces grande.
Amenazando el cielo
en un suplicio de plumas,
que mancha las nubes de rojo,
y el sol de naranja,
y las estrellas de un lila pálido
desconocido,
y la luna de un añorado
rosa viejo.
Místico perfume.
Ahogado en tus crines,
se aleja.
Con los espíritus,
hablas,
monstruo apacible.
La página leída
no tiene fin.
Paloma.
Paloma.
Paloma.
Descansa.
Photo by Pedro F. Báez
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