
(Se sugiere Los mareados, de Ástor Piazzolla como complemento musical del poema)
La hora escasa
invadida.
Soles muertos.
Lunas suicidas
me rodean.
Atrapado
en el vestigio del tiempo
extinto
—donde no marcan
relojes
inútiles—
sólo
la cadencia de mis párpados
ahuyenta
tranquilidades.
El año es
un ave que arrastra
sus plumas de polvo
preguntando a las estrellas
si existen descansos
en los cielos venusinos
de sus vuelos sin regresos...
(y me voy con él
como se va mi edad).
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