sábado, 9 de enero de 2010

Perspectiva


Quietud en el silencio

de la hora.


Una luz

casi al centro

de la ventana

y oscuridad alrededor

como en una madriguera

carente de ojos.


¿A dónde iré

desde este punto

cero

que de nuevo es

mi vida?


¿Habrá amanecer

en tres días

o tal vez se acabe

el mundo

en una semana?


Las traiciones

y las mordidas

dejan puntadas rojas

en la piel

y en el alma:

costurones

de la vida

que se burla

amarga

de quienes la mastican

y luego

la escupen

porque

no hay

forma

de tragársela.




6 comentarios:

Froilán De Lózar dijo...

Pedro, me encanta tu isla y tu poesía. Saludos

Sombragris dijo...

Pedro,aquí me quedo siguéndote y disfrutando en esta,tu isla.Un abrazo

Domingo dijo...

Tragarse la vida no es apto para estómagos delicados. Yo opto por degustarla poquito a poco, manteniéndola entre el paladar y la lengua para saborearla en toda su intensidad. Algún que otro bocado nos traerá una digestión pesada, pero para eso contamos con bicarbonato, que siempre hemos de tener a mano para combatir los ardores de estómago. Y luego, pues nada, a seguir comiendo tan ricamente. ;)

MiLaGroS dijo...

Que genial Pedro. Es dificil tragarse la vida a veces. n beso

SANTIAGO LIBERAL dijo...

las costuras de la vida que van remendando nuestro día a día un placer leerte

Pedro F. Báez dijo...

Froilán y Sombragris: me da un gusto inmenso que disfruten de mi Isla y de mi poesía.

Santiago: así es. Tengo ya más costurones en el cuerpo que si me hubiera hecho cien cirugías...

Domingo: Como siempre, me haces reír y mirar las cosas por su lado más positivo y claro.

Milagros: toda la razón del mundo y siempre un placer tenerte por esta Isla mía.

A todos: un fuerte abrazo y gracias por visitarme y por comentar. Los quiero.




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Mi foto
La Habana, Cuba, Los Ángeles, Estados Unidos
Nacido en La Habana, Cuba, el 3 de diciembre de 1960. Emigra a Estados Unidos en 1980, a través del éxodo masivo de Mariel. Ganador de numerosos concursos de poesía, literatura y ensayo en Cuba y Estados Unidos. Publica su primer poemario, "Insomnia" en 1988, con gran acogida por parte de la crítica especializada y el público. Considerado por críticos y expertos como uno de los poetas fundamentales y representativos de la llamada Generación del Mariel junto a Reinaldo Arenas, Jesús J. Barquet, Rafael Bordao, Roberto Valero y otros.