Quietud en el silencio
de la hora.
Una luz
casi al centro
de la ventana
y oscuridad alrededor
como en una madriguera
carente de ojos.
¿A dónde iré
desde este punto
cero
que de nuevo es
mi vida?
¿Habrá amanecer
en tres días
o tal vez se acabe
el mundo
en una semana?
Las traiciones
y las mordidas
dejan puntadas rojas
en la piel
y en el alma:
costurones
de la vida
que se burla
amarga
de quienes la mastican
y luego
la escupen
porque
no hay
forma
de tragársela.
6 comentarios:
Pedro, me encanta tu isla y tu poesía. Saludos
Pedro,aquí me quedo siguéndote y disfrutando en esta,tu isla.Un abrazo
Tragarse la vida no es apto para estómagos delicados. Yo opto por degustarla poquito a poco, manteniéndola entre el paladar y la lengua para saborearla en toda su intensidad. Algún que otro bocado nos traerá una digestión pesada, pero para eso contamos con bicarbonato, que siempre hemos de tener a mano para combatir los ardores de estómago. Y luego, pues nada, a seguir comiendo tan ricamente. ;)
Que genial Pedro. Es dificil tragarse la vida a veces. n beso
las costuras de la vida que van remendando nuestro día a día un placer leerte
Froilán y Sombragris: me da un gusto inmenso que disfruten de mi Isla y de mi poesía.
Santiago: así es. Tengo ya más costurones en el cuerpo que si me hubiera hecho cien cirugías...
Domingo: Como siempre, me haces reír y mirar las cosas por su lado más positivo y claro.
Milagros: toda la razón del mundo y siempre un placer tenerte por esta Isla mía.
A todos: un fuerte abrazo y gracias por visitarme y por comentar. Los quiero.
Publicar un comentario