(Con audio en la voz del autor)
Bajo mi espalda
la tierra.
Sobre mis ojos
el cielo.
Trazan círculos
contra el azul
las auras
en serenísima parábola
de aerodinámico
sobrevolado imperio.
Surcan la brisa
velas de plátano
y mástiles emplumados
de empinados
cocoteros.
En los párpados
y en las ingles
arde el beso salado
de la resaca
turbia
con lenguas de arena.
El sol castiga la vista
pero lame
amoroso
el pensamiento...
Trae consigo el mediodía
el sonido de las horas
huérfanas:
sonido de anónimas soledades
de bongóes de espuma
repicando
marino silencio...
Soy raíz y copa:
tronco supino
en este preciso momento
rendido a la horizontalidad
del desarraigo
al horror de mis pies
que sin patria
ni suelo
ni tiesto
tiritan.
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3 comentarios:
Hola Pedro, decirte que en algunos momentos no tengo ánimo para comentar, aun que no lo haga sigues presente en mi.
De tus escritos ya comenté lo gran poeta que sois, y en cada uno de tus versos nos regalas el sentir de tu alma. Tú, tienes la Patria que te vio nacer y todas las patrias del mundo, por que vos sois mundial como poeta y persona
Abrazo
M. ángel
Hoy ha sido un placer redoblado venir a leerte mi querido Pedro, porque este poema está realmente bellísimo. Has capturado con mucho arte y destreza escrita la esencia de un momento que impacta la interioridad y donde se entremezclan variados escenarios. Me fascinó. Un abrazo.
Pedro, muchas gracias por la atenciòn presta, ya veo que no quieres que se lean tus poemas.
Perdona las molestias!!
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