(Con audio en la voz del autor)
Foto © Pedro F. Báez
Hoy se extraviaron
los ocres...
Hoy optaron
los colores por exilarse
en los claroscuros
sin relieve
de la pared que
—haciéndose densa—
se esfuma.
Sólo sepia
en el ciego, nictálope cuadrilátero
que pestañea
—desde su agónica órbita—
la invalidez invidente
de las persianas verticales
—vítreas retinas
desprendidas
donde pernoctan
despavoridas
las sombras—
donde no encallan
ni naufragan
ni fenecen
luz
esperanza
o la tácita
malsana ilusión
de un solo minuto
raptado
al tiempo...
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7 comentarios:
Hoy tu isla me ha dejado entrar y tu claroscuro me llena de matices inquietos, como ese tiempo que no logramos nunca raptar y tanto menos detener, creo que exista solo un lugar que se ha detenido en el tiempo, creo que tu lo conozcas tan bien como yo, pero fuera de él el tiempo toma sus revanchas.
Un fuerte abrazo amigo mío.
Leo
Te mando via satélite un par de besos de leona que pogan tus mejillas coloradas.Así el negro favorece mucho y te verás muy guapo. Un abrazo
Pocas cosas nos deja raptar el tiempo.
quizás la belleza sea una de ellas,
y tú eres un buen raptor de ella.
claro que después dejas que vuele
y sus alas alcancen otras fronteras.
Un saludo entrañable, desde estas tierras.
Ahora dormiré tranquila y feliz, después de este paseo por tu isla, viendo el tono sepia del instante que compartimos aunque nos separe un océano.
O nos una.
Besos enorme, mi niño.
De comentarios
en virtuales lares,
nació curiosidad,
ahora satisfecha,
me gustó extraviarme,
en cuadriláteros sepia,
así que, me quedo,
si no me hechas.
Saludos.
Guau Pedro. Me encantó.Veo imágenes insinuantes, inspiradoras.El retrato de un instante de declinar interno a través de buena poesía. Abrazos.
Es hermosísimo y muy profundo, Pedro, y escuchar cómo lo declamas, lo dota de una fuerza y una expresividad que hacen que ese mundo cotidiano que inspira tu poema cobre la fuerza de toda una cosmogonía interior, de cómo apreciamos el entorno que nos rodea y de cómo éste influye en nuestro estado anímico o viceversa, de cómo el estado anímico muta la percepción de cuanto nos rodea...En todo caso, muy muy hermoso y culto tu poema, mi muy querido Pedro. Mil besos, corazoncito!
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