(Con audio en la voz del autor)
Llueven ayeres y memorias anegadas
esta tarde
apenas esbozada
en los ojos que de tanto escudriñar
se evaporan.
Pace el silencio
en el brillo de los charcos
y en la aleación de oro y fango
de hojas fracturadas
por la meteórica
sociopática insistencia del cielo
que impasible
se mea
en la cara del tiempo.
El tiempo
empapado de liturgias
hace abluciones con tardío empeño
tras la silueta erecta y masculina de la tarde
— tímida
vulnerable
mariconamente teñido de grises —
en furtivas
intermitentes
pálidas fulguraciones
de satinada sombra
que en vestigios persiste
aferrada al rostro obliterado de la melancolía
en cuadrículas de quirúrgica
cosmética urgencia
que presagia ocasos de piel
sin reincidencia posible.
Sobre reflexión de vidrio
gotea a la inversa el alero
delineado en viejos óxidos
en ramas que penden
y parecen esfumarse
en un pájaro
aterido y emplumado de aguas
que pisciforme se desliza
en vuelo de insondables
transparentes latitudes
hasta el piso.
Sucede así la sublimación del sentido:
transmutación alquímica
de minutos sensatos en horas alucinatorias
en decantación filosofal e inequívoca
de lo arcanamente posible
en elíxir de plausibles
galvanizadas dendritas:
revelación de que
estamos
inapelablemente
solos...
11 comentarios:
¿Estás dentro de mí?
Llueve, Pedro.
Y la lluvia hace mestizaje
con las hojas muertas
de los últimos días de otoño.
Los charcos son el continente
de todos los colores de la tierra.
Se oyen los cánticos
de una iglesia cercana.
Y llega el rayo que atraviesa,
la certeza de una migraña,
que asevera lo que intuye
el alma:
estamos
inapelablemente
solos...
Gracias por SER y por ESTAR, amigo queridísimo.
Cómo puedo expresar algo ante tu poema y tras los versos de Amelia...
Siento la estrofa final como si saliera de mi corazón, aunque nunca podría plasmarla como tú, querido Pedro. Es una delicia tu poema de lluvia y de nostalgia.
Besos de sol y revelaciones. Es mejor jugar con ventaja, amigo.
Despúes de leer los comentarios anteriores ya no se que decir. Simplemente puedo decir que me agrada su trabajo y que este poema me atrapó.
Terrible, terroríficamente bello y ciertamente plausible. Me rindo a sus palabras, elixir de realidades sostenibles.
Pedro, cada vez escribes mejor puñetero. Te voy a fabricar un altar y me voy a dedicar a ofrendas a oración y a penitencias
para conseguir tu favor de Dios de los versos. Un abrazo que se me va la olla.
Crecen tus versos en reflexiones maceradas para llegar a esa estrofa final que culmina simplificando la complejidad, casi como una inevitable e ineludible setencia (la de las verdades absolutas, ciertamente estamos solos, solísimos).
Besazo.
¡Gran poema, original y potente! El tiempo, ¿cómo transfundirlo y presentarlo con lo cotidiano, con la caida en el mundo de la que habla Heidegger? Así, como en este poema.¡Feliz navidad, Pedro y felices poemas como éste!
Ajena a mi voluntad, ciertos problemas con el ordenador me han impedido acceder a dos de mis blog, El Grito de Printova y Nubes de Cristal, al igual que a mi correo. Viendo que la cosa se alarga, y tras todos los comentarios que tengo en El Grito, venía para decirte que no me he esfumado, pero no tengo forma de acceder para poder comentar o subir entradas, por el momento, hasta que se solucione este problemón. Desde un ordenador amigo me han brindado la oportunidad de poder comunicarme para explicarlo y como no me gusta abusar he escrito este mensaje por igual para todos quienes me dejasteis comentarios en la última entrada, ya que no me gusta dejaros un mensaje copiado y pegado por igual, me agrada mejor personalizar cada uno, pero este no me queda más remedio.
Aprovecho para desearte unas Felices Fiestas de Navidad y que el Año Nuevo 2011 te traiga mucha salud y un montón de sueños por realizar. Espero poder tener la oportunidad en breve de poder acceder desde El Grito, mientras tanto, espero que no me olvidéis.
Un enorme besote de Printova.
Feliz Natal e um 2011 repleto de Felicidades.
Bjsss
Toda una joya este poema tuyo, las palabras fluyen engarzadas en el áureo resplandor de esa tarde de erecto y masculino perfil y los recuerdos del ayer nos desvelan la única realidad posible y plausible, la de nuestra soledad...
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