Queridos amigos:
Aseguro que no tengo Alzheimer's, no estaba pasado de tragos, ni padezco demencia. Tampoco están ustedes chiflados o viendo y escuchando doble de propio albedrío. Sucedió, simplemente, que estaba agotado después de casi tres días de intensas actividades y fortísimas emociones. Y todo ello, casi sin dormir...
Olvidé en el transcurso de mi conversación con ustedes que había recitado el poema para abrir nuestra cita (había grabado cuatro videos anteriores que no me dejaron satisfecho) y lo repito al final, tal como lo había planeado en las tomas anteriores, sin siquiera sospechar que en esta toma final, yo lo había declamado... ¿Principio de chochez?
En cuanto al retraso en subir esta entrada (ya estoy de regreso desde hace algunos minutos en Los Ángeles): la conexión a internet del hotel no era de las más rápidas y me hubiera llevado horas subir este corto video a la página.
No me arrepiento, sin embargo. Todo sucede por razones necesarias, justificadas y mucho más allá de nuestra propia voluntad.
Los quiero a todos.
4 comentarios:
Ya te extrañaba. mi hermano, se extrañaban tus versos y tu manera especial de comunicar on nosotros.
Un abrazo desde Italia.
Leo
te salió un video palíndromo ;) !!!
me gusta muchísimo el poema es precioso y te echo de menos
besicos montones y montones
Menos mal que has vuelto, me faltaban tu sonrisa y tus palabras dulces y sanadoras. Espero que hayas aprovechado el viaje de estudios y no tengas que repetir en septiembre.
No he pensado en ningún momento que tuvieras alzheimer, un poco ebrio si que te he notado, pero mientras sea de felicidad por todos
me sumo a la borrachera.
Cariño, te recuerdo que tienes una promesa incumplida conmigo, que no te voy a perdonar por importante que seas.
Bienvenido a tu hogas y a tus amigos.
Elvira
Ay, Pedro, como yo también estaba ausente, pues ni supe de tu viaje hasta ahora. Y rubricaste tu regreso con un poema hermoso como esa blancura de lirios a la que alude uno de tus versos. Me gusta leerte, pedrico, pero más aún me gusta escuchar tus poemas de tus propios labios, oírte declamarlos, con esa voz fragorosa de mares y océanos, resulta un auténtico placer.
Un besico, mi niño de fuego.
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