Vuelvo a la oralidad
del origen.
Al fruto.
Al jugo.
Al agua.
Regreso
al sol que pisotea
el desvelo de las nubes
en mi cuna mágica
donde la luna
fue el líquido de un llanto
no prolongado
sino renovado en milenios
de oscuro andar
y lenta duda.
Retorno cubierto de pluralidades.
Sobado
en los bálsamos de amores tardíos,
de muertes tempranas,
de monumentales fracasos
como el abismo
entre un diente
y otro diente
y el sudor de la lengua
es caricia que lame.
Del pie al vuelo y al agua.
El regreso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario